Tenía pendiente una ruta larga, y que mejor que aprovechar los kms para acercarse a alguno de los colosos cántabros. En esta ocasión tocaba Lunada, no sin olvidarse de otras cotas como los Machucos, La Escrita, Fuente Las Varas, Hoyomenor, La Granja, Muñecas o Humaran, que completarían el serrucho de la jornada.
Dura jornada con 272 kms y unos 5.000 metros de desnivel.
23,1 kms/hora Netas
20,9 Kms/h Brutos.
La ida la hago directa, por Herbosa-Peso-Escrita, hasta Arredondo donde había quedado con una amigo de Santander para hacer parte de la vuelta por sus dominios. Aunque me avisa de su baja y me tocará hacer sólo.
Subiendo Escrita,
Esto me permite haber regulado bien estos primeros 80 kms, llegando al cruce con Bustablado a las 10.30, según lo previsto. A partir de aquí, empiezo a elucubrar horarios de paso. 12h San Roque de Riomiera, 13.15 Lunada, 14 La Sía…
Creo que llegar a Bilbao antes de las 21h está sencillo. Pero 1 kms/h de diferencia en una ruta así supone 1 hora de desviación!! Mantengo el ritmo vivo y lo más importante, evitando estar parado.
Los Machucos (o Collado Espina). Dura ascensión, con rampas por encima del 20% y sus correspondientes descansillos.
Voy trancado con el 36×30, creo que el que sean ovalados los platos ayudan a soportar mejor la baja cadencia.
En muy poco ganamos altura.
La carretera apenas tiene unos años, y tiene asfalto nuevo, sin embargo algún tramo se está levantando. La vertiente de Calseca estará peor (sobre todo la parte de abajo, que es carretera vieja).
La mejor vista del collado, por su vertiente de Calseca.
Apenas paro a coger agua. Mi primera parada en 5 horas!
Y continuo con la ascensión, Lunada. 14 kms por delante.
Pardo, con algo de nieve en los picos y bruma, impresionante como siempre.
Haberse echado la crema sobre la bici, no ha sido la mejor opción. Pero por que no tenía espejo, eh?
Una maravilla Lunada, en cualquier época del año.
Ya en el collado, donde afloja un poco, había buena acumulación de nieve. Por suerte, la carretera limpia.
A algo menos de 5 min/km (algo más de 12 kms/h) corono Lunada. Con los 2 min “de adelanto” que llevaba, me hago una autofoto.
El siguiente puerto, La Sía, con el viento sur subo súper rápido.
Aquí los 5 min/km se convierten en cas 4! Llego arriba enseguida, y la previsión de lluvia no parece amenazante.
Aunque las vistas no sean tan imponentes como las de la vertiente cántabra de estos colosos, por Burgos tampoco están mal.
Ya casi estoy en el collado.
Así que me saco el jamón y el pan y me preparo un tentempie. Ya hay hambre.
La bajada con buen asfalto una gozada. Lástima que algunas curvas sean ciegas, y no permita confiarse en ningún momento. Eso y el viento, hacen ser conservador, al menos en la parte alta.
Ahora toca el terreno rompepiernas. Una serie de encadenados, de pequeñas cotas. Empezando con el binomio Usaño-Fuente las Varas.
La bruma, producto del cielo algo encapotado y de la quema de rastrojos impide disfrutar de las vistas y dota al paisaje de una ambiente peculiar. No demasiado apto para las fotos.
El doble collado de Fuente las Varas, siempre me ha gustado, como esta veritente de Llueva, que siempre me ha gustado. Desde hace unos años con asfalto y trazado renovado.
Lástima de bruma. Cada vez amenaza más agua, y se nota la humedad.
Por suerte, subo Hoyomenor seco, y a buen ritmo. Son pendientes asumibles y que permiten ir jugando con piñones. Se suben bien con cadencia, disfruto del buen ritmo que llevo.
En la bajada de Hoyomenor “me pico” con una chica que anda con el Quart para arriba y para abajo, viene detrás de mi y me dejo adelantar en la parte alta mientras me pongo el chaleco, y le cojo rebufo. En el tramo revirado enseguida me echo encima y la paso fácil.
Esos trastos toman muy mal las curvas.
La Granja, siempre se me hace un poco más duro. Es más irregular y el tramo final se hace largo.
Pero cae sin problemas. Aunque me cuesta mantener el ritmo de 5min/km con el que llevo entreteniéndome desde que subiese Lunada.
Las vistas hacia Castro, se merecen un par de fotos. Es el motivo principal de esta ascensión, a parte de evitar cruzar Castro, y lo pestosillo de la general de la costa.
Otra buena bajada. En Samano me meto por la carretera que junto a la cantera me lleva a Otañes, a por la última subida dura. Pocas ganas, aprovecho para comer algo más sobre la marcha.
Me olvido de los kilómetros. Hay que cumplir el espediente, y mi único temor es que se me quede corto el piñón de 30 dientes.
No es así. Subo a gusto. Más de lo que esperaba. Empieza a llover. La bajada complicada con restos de tierra de los camiones que andan sacando madera, y una fina capa de agua que empieza a caer.
Me lo tomo con precaución. La fatiga, la noche, y ahora el agua hacen que concentre más aún en tomar precauciones.
Pasado Sopuerta tiro para Humaran, el último puerto del encadenado. Por este lado es más suave si cabe. Apenas lo he ascendido en esta dirección.
Me gustan las enlazadas, se hace ameno. La lluvia empieza a ser intensa, cambio el cargador USB por el foco. Ya toca.
Coronando Humaran con el suelo mojado y la noche encima. Me cruzo con Mikel. Mañana tocará secar las zapatillas.
Qué chulo! buen día el elegido y buenas piernas para hacerlo. Enhorabuena!
View CommentGracias!
View CommentDías hay mucho buenos. Piernas, las que son. Más duro se hace de coco, pero 13 horas, asumibles. 😀